La situación de los técnicos Javier Aguirre y Mauricio Pochettino ha dado un giro inesperado, poniendo de manifiesto los contrastes en sus respectivos trabajos al frente de las selecciones más importantes de la Concacaf: México y Estados Unidos. Ambos fueron presentados con tan solo 40 días de diferencia, pero mientras uno ha llevado a su selección a la gloria, el otro enfrenta serias críticas por los resultados negativos.
El Éxito de Aguirre con México
Javier Aguirre asumió el mando de la Selección Mexicana con la misión de rescatar al equipo de una situación complicada. Después de una humillante eliminación en la fase de grupos de la Copa América 2024, el ‘Vasco’ logró darle un giro radical al equipo, sin prometer victorias inmediatas. De hecho, antes de la Concacaf Nations League, el propio Aguirre admitió que el torneo sería un campo de pruebas para delinear el camino hacia el Mundial 2026.
A pesar de las bajas expectativas previas, Aguirre y su equipo sorprendieron al conquistar el trofeo de la Nations League, una competencia que México no había ganado en sus tres ediciones anteriores. El ‘Vasco’ fue claro desde el principio: no habría privilegios, todos debían ganarse su lugar en el equipo. Jugadores como Raúl Jiménez, quien anotó goles clave en la fase final, demostraron que el trabajo colectivo estaba dando frutos.
Para Aguirre, el objetivo principal no era solo el trofeo, sino la reconstrucción de un equipo disciplinado y comprometido. A su juicio, México tiene ya a “cuatro o cinco jugadores” clave, como Jiménez, los defensores Johan Vásquez y César Montes, y el arquero Luis Ángel Malagón, quienes podrían ser fundamentales en el camino hacia el Mundial.
Pochettino y los Desafíos con Estados Unidos
Por otro lado, Mauricio Pochettino enfrenta una situación completamente diferente al mando de la Selección de Estados Unidos. Su llegada al conjunto norteamericano, en septiembre de 2024, estuvo marcada por varios desafíos, entre ellos la necesidad de restaurar la confianza en un equipo que había quedado fuera en la fase de grupos de la Copa América. Sin embargo, lo que más ha destacado en su gestión hasta ahora es un problema cultural que ha sido difícil de resolver.
La derrota por 2-1 ante Canadá en la Concacaf Nations League, la segunda consecutiva en casa, ha puesto de manifiesto una falta de competitividad en la USMNT. Tyler Adams, mediocampista de la selección, lo expresó con claridad: el equipo necesita creer más en lo que está haciendo y trabajar en los detalles que marcan la diferencia. El problema, según muchos, no es la incapacidad de los jugadores para ejecutar las ideas de Pochettino, sino su falta de urgencia y compromiso.
Aunque Estados Unidos ha logrado algunas victorias bajo el mando del argentino, la caída al cuarto lugar en la Nations League, donde antes eran campeones indiscutidos, refleja que algo no está funcionando. Pochettino ha identificado esta falta de mentalidad competitiva como un reto primordial para su gestión, y su tarea ahora es darle una nueva dirección al equipo antes de la Copa Oro.
Ambos técnicos, aunque en circunstancias muy diferentes, se enfrentan a desafíos importantes. Aguirre ha logrado superar las expectativas con México, devolviendo al equipo a la cima de la Concacaf, mientras que Pochettino aún busca la fórmula para resurgir a Estados Unidos de una crisis cultural que parece ser más profunda de lo que parecía al principio.
A pesar de las diferencias en sus trayectorias, el contraste entre ambos se hace evidente: mientras Aguirre parece haber encontrado el camino con México, Pochettino tiene aún mucho por trabajar con la selección de Estados Unidos. El futuro de ambos entrenadores estará marcado por los resultados de la Copa Oro y los próximos encuentros de eliminatoria mundialista, donde cada uno buscará dar el siguiente paso en su proceso.
El tiempo dirá si Aguirre logra consolidar su éxito o si Pochettino puede encontrar la solución a los problemas que afectan a la USMNT, pero lo que está claro es que, en este momento, México parece llevar la delantera en esta carrera por la supremacía en la Concacaf.